martes, 16 de abril de 2013

Relato en un períodico parisino sobre la toma de la Bastilla

"Primero la gente intentó penetrar en la fortaleza por la calle de Saint -Antoine, fortaleza en la que nadie jamás ha penetrado, en contra de  los deseos de este despotismo espantoso y donde el monstruo aún residía. El gobernador traidor había puesto fuera una bandera dera en señal de paz. Así, se realizó un adelanto confiable; un destacamento de de guardias franceses, quizás de cinco a seis mil burgueses armados, penetró en los patios exteriores de la Bastilla; pero tan pronto como unas seiscientas personas traspasaron el primer puente levadizo, el puente fue alzado y el fuego de artillería segó  la vida a varios guardias franceses y algunos soldados; el disparaba contra la ciudad y la gente se sobresaltó; gran  de individuos fue muerto o herido; pero entonces se recuperaron y se pusieron a salvo de los disparos... mientras tanto, trataron de localizar algún cañón; atacaron desde el lado del agua a través de los jardines del arsenal, y desde allí llevaron a cabo un asedio ordenado; avanzaron desde varias direcciones en medio de un incesante tiroteo.

Era una escena terrible... la lucha fue arreciando con intensidad; los ciudadanos se habían endurecido contra el fuego; de todas direcciones treparon hasta el techo o irrumpieron en las habitaciones; en cuanto un enemigo aparecía entre las almenas de la torre era blanco de cientos de disparos y derribado al instante; mientras tanto, los disparos de cañón se dirigieron precipitadamente contra el segundo puente levadizo, que estalló en pedazos, rompiéndose las cadenas; en vano respondió el cañón en la torre, puesto que casi toda la gente se hallaba protegida de sus disparos; la furia arreciaba al máximo; la gente valientemente enfrentó la muerte y toda clase de peligros.

Las mujeres, en su vehemencia, nos ayudaron con todas sus fuerzas; incluso los niños, después de la descarga de fuego desde la fortaleza, corrían aquí y allá recogiendo balas y disparando; [y así cayó la Bastilla y su gobernador, de Launey, fue capturado]... Serena y bendita libertad, por vez primera ha sido, por fin, introducida en esta morada de los horrores, en este espantoso refugio del despotismo monstruoso y de sus crímenes.

Mientras tanto, se aprestan a marchar; salen entre una enorme multitud; los aplausos, los estallidos de alegría, los insultos, los juramentos arrojados contra los prisioneros de guerra traidores; todo es confuso; gritos de venganza y de placer salen de los corazones; los vencedores, gloriosos y cubiertos de todo el honor, portan sus armas y los despojos de los vencidos, las banderas de la victoria, la milicia se mezcla con los soldados de la patria, laureles de victoria les son ofrecidos desde todos los rincones, todo lo cual crea un espectáculo aterrador y a la vez espléndido.

Al llegar a la plaza, la gente, ansiosa de tomar venganza por su propia mano, no permitió a de Launey ni a sus oficiales llegar al lugar del juicio; los arrebataron de las manos de sus conquistadores y los arrojaron para pisotearlos sin descanso. De Launey recibió miles de golpes; su cabeza fue cortada y prendida en el extremo de una pica mientras la sangre manaba a borbotones... Este glorioso día debe asombrar a nuestros enemigos y traernos finalmente el triunfo de la justicia y de la libertad. Al atardecer, hubo celebraciones." 

Fuente: http://www.portalplanetasedna.com.ar

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